
PUIG
DE SANTA MARIA
Han
pasado 650 años desde aquel 31 de marzo de 1348, en que el obispo de
Mallorca concedió permiso para edificar una iglesia. Este mismo año,
situaron el encuentro de la Mare de Deu (madre de dios) de la cual la devoción
popular la ha hecho llegar.
A lo largo des estos seis siglos y medio, las personas y las generaciones han
dejado testimonio de sus vivencias y de las manifestaciones culturales y espirituales.
Generaciones de antepasados nuestros, han dado lugar a una historia que constituye
memoria del pasado de Pollença.
Cada rincón del santuario, desde las oscuras cumbres de la torre asta
los solitarios restos de las celdas de los monjes, esconde un secreto, un misterio
un enigma.
Se ignoran muchas cosas de que hacían nuestros antepasados, pero las
fuentes documentales escritas o materiales nos ayudan a dar luz a las confusas
y lejanas sombras de la imaginación humana. Ciertamente no sabemos si
antes de 1.348, el Puig ya tenia alguna historia aunque hay quien lo relaciona
con la orden de los Caballeros Templarios tampoco sabemos las razones del porque
las tres mujeres de Can Salas: flor Ricomana, DolÇa y Simona, no se establecieron
hasta 1362, cuando el 8 de noviembre de 1349, el obispo Cotell havia aprobado
la forma de vida de estas mujeres, también desconocemos el lugar de enterramiento
de estas y otras monjas del Puig, y la parte oculta de portales y ventanas tapadas,
de la existencia de grafittis.....
Todo
indica que la pequeña comunidad de ermitaños, que más tardes
se dirán canoneses regulares de san Agustín, esta dirigida por
sor Flor Ricomana, que lleva a cabo la construcción de una nueva iglesia
de estilo gótico, que a pesar de las reformas, hoy conserva el mismo
estilo y varios elementos arquitectónicos como los arcos ovalados y parte
de la entrada principal. En 1371 se constituye canónicamente el monasterio
de santa Maria del Puig de Pollença.
En 1390 en 1390, después de la muerte de la priora sor flor, el Puig
dispone de varias cuartadas de terreno y los sucesores emprenden la construcción
del monasterio. Los siglos xiv y xv configuran la parte arquitectónica,
se levantan los edificios y se protege el recinto con murallas. Había
comenzado una larga época de esplendor. Si montamos un colegio para jóvenes
de buenas familias mallorquinas, se construye un buen camino empedrado (del
cual se conserva unos metros) para subir ha caballo. Entre religiosas, estudiantes
y personas de servicio solía haber una cuarentena de personas, cifra
que en algunos momentos llegaba cerca de cien.
Esta primera etapa acaba en el año 1564, cuando las monjas abandonaron
el Puig para disposición del concilio de Trent. Entre plenos y discordias
el monasterio fue cerrado a la soledad y el silencio siguen las ruinas de los
edificios.
Una época confusa cerca de cien años, que lleva a pensar en que
la pieza más buena del monasterio, la madre de dios, esta guardada y
venerada en la iglesia del pueblo.
En el año 1657 empieza una nueva etapa del Puig. Los jurados de la villa
por disposición del obispo, inician una lenta restauración coincidiendo
con l moda del barroco, lo que se alarga a los siglos xviii y xix. Así
sé continua la construcción de un nuevo camino, empezado en 1608
se restaura la torre (1679), el techo de la iglesia (1740), la finca principal
(1858)... esta restauración poco a poco llega los principales edificios
con el refector y la sala capitular, otros quedarían en ruinas. En estos
tiempos, unos obreros o "donados" eran los administradores y un sacerdote
o " custor" el encargado.
El lugar se convierte en centro de la religiosidad popular, que pasa las fronteras
de la villa. Socialmente, las grandes fiestas que se celebraban tuvieron éxito
en toda Mallorca, especialmente durante los siglos xviii y xix.
En 1917, el rector Mateu Alzamora y Custor Mossen costa y Llobrera, se instalaron
con los ermitaños de San Pablo y San Antonio. Se iniciaron las reformas
de la casa. Así reconvertirían espacios en cambios para el hospedaje
que solían pagar familias buenas de la villa. Reordenaron y ornamentaros
las capillas y en 1921 cambiaron el embaldosado de la iglesia, colocando las
baldosas de Tes, en la gran sala capitular o actual entrada principal, en el
año 1922 se unió con un amplio pasadizo la hostería con
el refector y en 1948 se inauguró la instalación eléctrica.
En el año 1968, por mayoría de votaciones, los ermitaños
tuvieron que dejar el santuario y provisionalmente se hicieron cargo las hermanas
misioneras del sagrado corazón, desde su convento de la villa. Posteriormente
y fundaron una comunidad propia y por espacio de veinte años, cuidaron
y embellecieron el santuario, aumentando la espiritualidad y consiguieron un
recogimiento muy familiar. Desde 1988 la administración del santuario
esta en manos de seglares bajo la dirección de una obrería y personalidad
jurídica propia.
Mas allá de las fuentes científicas, de las cuales marca investigación,
toda la historia del Puig llena de leyendas y tradiciones, se debería
de contemplar con un gran respeto, dada la alta significación humana
y los valores sentimentales del pueblo. Mientras, hoy el Puig inspira acogimiento
y plegaria, y esta abierto a todo el mundo... cada mañana, de bella alba,
se abren las puertas de un nuevo día, a otra historia.